Cámaras digitales, adaptarse o morir

    Estos días estoy inmerso en la búsqueda de mi nuevo teléfono móvil, son tantos los modelos y características a tener en cuenta que no es sencillo elegir. A la hora de dar prioridad a las características que debe tener, la cámara sin duda ocupa un puesto preferente en mi lista, que os voy a contar si en su momento hasta me compré un Sony Ericsson t226, uno de los primeros teléfonos en contar con cámara aunque esta fuese un módulo aparte que se le acoplaba. Así que manos a la obra, a leer análisis y mirar comparativas de fotos de los últimos modelos. El ganador en el apartado de la cámara es el Lumia 1020, aunque son muchos los que cumplen con creces, cumplen tan bien que por fin creo que voy a jubilar mi cámara compacta.

    Negar que los móviles acabarán con las cámaras compactas es negar lo evidente y si miramos los resultados de los principales fabricantes queda más que claro. Canon ha visto reducidas sus ventas un 26% en el segundo trimestre de 2013 respecto al mismo trimestre  del año anterior y Nikon un 30%, lo mismo le ocurre al resto de fabricantes, es una tendencia generalizada. El mercado está masificado y los nuevos modelos no aportan grandes mejoras, incluso diría que no mucho más que simples cambios de apariencia para hacerlas más atractivas. Por otro lado los móviles han mejorado este apartado de manera increíble, estabilización óptica, sensores mayores que captan más luz y además son retroiluminados, lentes muy complejas que permiten también el paso de una cantidad mayor de luz, flashes mejores y sistemas operativos que ponen mucho cuidado en incluir un software de calidad y con más y más opciones.

    Esto no significa que sean mejores que todas las cámaras compactas del mercado, pero por poner un ejemplo, considero que el Lumia 1020 obtiene mejores resultados que mi Canon IXUS130 de 2010 y que tenía un precio de 250€ cuando salió al mercado y si además tenemos en cuenta la comodidad de eliminar un bulto más que llevar con nosotros la conclusión esta clara, ¿quién quiere comprarse una compacta hoy en día?

    Si alguien está haciendo las cosas realmente bien en este campo es Sony, consciente de que las compactas no tenían futuro ha diversificado sus productos en 3 categorías que si lo tienen. Primero se ha propuesto explotar los sensores para móviles, es uno de los mayores fabricantes y además ha logrado gran prestigio pues sus sensores se encuentran entre los mejores. En segundo lugar ha mejorado su gama profesional y semiprofesional de cámaras reflex, aunque el handycap de estas cámaras es la incompatibilidad de objetivos entre marcas, nadie quiere comprarse una Sony y no poder usar sus objetivos Canon o Nikon, y por eso Sony apuesta por precios muy competitivos, para captar nuevos usuarios. La tercera categoría y no por ello menos importante son las cámaras CSC, para no entrar en tecnicismos las definiremos como reflex sin visor óptico y de mucho menor tamaño. Son cámaras que si ofrecen ese plus de calidad respecto a una compacta normal, sus objetivos son intercambiables y además ofrecen diseños muy tentadores. No llegan al nivel de sofisticación de una DSLR pero si cumplen con las necesidades de aquellos usuarios dispuestos a desembolsar ente 500 y 1000 euros y que busquen un menor peso y volumen. 

    Todos aquellos fabricantes que no sean capaces de adaptarse y abandonar gamas de productos sin futuro corren el riesgo de ser el nuevo Kodak.  Si no tienes una actitud de canibalización interna sobre tus propios productos tarde o temprano vendrá alguien de fuera que lo haga y entonces será demasiado tarde. 

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